El Blog de Papel

Muchas veces el análisis de los impactos ambientales genera un debate que no se termina con el reconocimiento del daño ecológico, sino que se mantiene pese a los intereses que muchas veces protegen a quienes realizan el atentado a la naturaleza.

¿Qué es un impacto ambiental?

Este se define como el daño irreparable que genera la actividad humana a un medioambiente determinado, el cual genera un daño a la naturaleza destruyéndolo. Muchas veces el impacto ambiental viene acompañado de consecuencias negativas, no sólo para el medio ambiente, sino para las comunidades humanas cercanas al ecosistema dañado.

Para afrontar el impacto ecológico, han surgido respuestas desde el poder político que tratan de evitar el potencial daño, mediante un estudio de impacto. Este se ha oficializado en la denominada Ley EIA, mas conocida como Ley de Impacto Ambiental.

Este es un mecanismo jurídico desarrollado en Estados Unidos y adoptado por el resto del mundo, el cual busca anticipar los posibles daños que puede generar la instalación de cualquier emprendimiento industrial o energético y sus consecuencias del medio ambiente.

Pero la existencia de una Ley EIA en varios países del mundo, muchas veces como una exigencia de tratados de libre comercio o acuerdos comerciales, no ha terminado con el debate. Cada cierto tiempo, pese a la existencia de leyes y sus consiguientes estudios ambientales, siempre se generan debates por los impactos ambientales realizados por grandes empresas multinacionales en países en desarrollo.

Pero no es raro observar en la prensa o en estudios académicos, la violación o la nula aplicación de las leyes ambientales, las cuales se doblan ante los intereses de las grandes compañías. Ejemplo de lo anterior es lo que ocurre en América Latina donde los intereses económicos logran imponer sus objetivos, como la aprobación primaria por parte de los entes ambientales del gobierno chileno de un proyecto hidroeléctrico que inunda varios miles de kilómetros cuadrados en la Patagonia Chilena y que destruiría ecosistemas únicos en el mundo.

Por ello, el debate del impacto ambiental no se acaba con la existencia de una legislación ambiental, sino que esta debiera ser cumplida y no alterada por los intereses económicos.